miércoles, 29 de junio de 2011

Simplemente complicado... o complicadamente simple?

Hace unos días conversaba con una amiga que, de forma muy amistosa y considerada, me dijo: "eres la persona más complicada del mundo". Siendo alguien tremendamente simple, pensé: "complicado, yo?? No puede ser... trato de ser lo más sencillo posible, no es que me detenga a pensar en todo lo que hago por alguna razón elaborada... es decir, si quiero algo o no, eso yo lo sé, sé quién soy y cómo soy, no sé a qué se refiere con ser complicado.....". Media hora después, descubrí por qué ella (y muchas de las personas que me conocen) piensan que soy así. Daré inicio a un muy largo y confuso párrafo explicando cómo es que la gente sabe si somos simples o complicados.

Empezaré por decir que el párrafo no será largo ni confuso... se llama "sarcasmo"... es como una mentira que intenta transmitir una ide-- sí, sí, no necesito explicarlo, no es que sea complicado, simplemente pensé que sería bue--- ESTÁ BIEEENNN, escribiré el párrafo... (no lo dejan ser a uno).

Primero la diferencia entre ser simple y ser complicado radica en el "por qué" de las cosas que uno hace. Todo lo que hacemos es "por algo". La gente sencilla lo hace "porque sí" y la gente complicada lo hace por no menos de 50 razones. La complejidad o simplicidad no se puede identificar; la forma de ser, manías y costumbres se manifiestan a través de la persona misma y sus acciones, pero el "por qué" de ellas es lo que escapa a nuestra percepción. Lo explicaré con una pregunta bien simple: sabes por qué alguien hace algo? Obviamente no, y creo que a más de la mitad ni le interesa, pero la única forma de saberlo es por un método de comunicación ancestral: el habla. Sí, sabemos si alguien es sencillo o no porque nos lo dice. A veces lo dice voluntariamente para informar de la intención de sus acciones y para que no lo cuestionen (JA! como si eso fuera a ayudar), o a veces lo hace "sin querer queriendo" para justificar algo. Luego de varias experiencias, uno puede decir "esta persona es así".

Supongamos que estamos en algún lugar con un amigo, y nos invitan agua. Nos secamos el vaso y lo queremos poner en un sitio pero el amigo dice "no lo pongas ahí porfas, ponlo por allá". Algunos levantarán los hombros, harán un gesto y dirán "bueeeno" y obedecerán, pero con tanta gente curiosa, lo más probable es que pregunten "...por?". Tal vez lo dijo porque alguien lo puede botar, como pudo ser porque el vaso ahí no lo deja estirar el brazo... Ve tú a saber. Incluso uno mismo, reacio a creer que te pidieron eso "porque sí", podría estar maquinando un sinfín de teorías. En este punto, los dos son simples o complicados, pero en hechos uno solo dijo 3 cosas y el otro mueve un vaso... Simple.

Pero... si el amigo dice "podrías poner el vaso en otro lado? alguien lo puede botar".... ahí se regaló. Anunció totalmente que su concepción de las cosas es compleja. Lo primero que pensamos es "te haces muchas bolas". Si somos unos holgazanes intelectuales (como la mayoría *cof*), diremos "mucho piensas, no te compliques" o el clásico "no pasa na'!". Si somos más astutos, entenderemos que esa complejidad es más que nada pura previsión y de cierto modo es algo beneficioso.

Pero ser complicado es medio psicótico... o paranoico. Con las cosas conocidas podemos ser metódicos o previsivos, pero las cosas nuevas se convierten en desafíos (trabas) y el cerebro corre a mil pensando en posibilidades y opciones, por lo que perdemos la agilidad o la capacidad de tomar una decisión SIMPLE y seguir adelante. En pocas palabras, ser complejo evita sorpresas, mientras que ser simple es un tema de espontaneidad. La gente "simple" es más dinámica, toma las cosas como vienen, "aprovechan oportunidades", son menos prejuiciosos. La gente "complicada" es más parametrada, tranquila y "organizada", son más analistas.

Así que, en resumen, la complejidad y simplicidad es algo que la gente lleva por dentro, algo que nadie averiguará (nuevamente, a menos que abras el hocico y te vendas). Esto me lleva al comentario de mi amiga. Ella sabe que soy... "complicado" porque siempre hago las cosas por diversos motivos y, ENCIMA, lo anuncio. Pero esa es mi forma de ser, cuando hago algo intento decir el por qué como si ese granito de "sabiduría" fuera a cambiarle la vida a las personas que me rodean... aparte de pavonearme con mi audacia.... Creo que ni siquiera me prestan atención, pero en fin. Me chocó que me dijeran que soy complicado, lo sentí como una patada a los pulmones: me dejó pasmado y sin aliento. No es gran cosa pero nadie duda en sobeteármelo por la cara cada vez que pueden como si fuera EEEL defecto. Los que me conocen a medias pensarán que soy práctico, pero los que me conocen bien saben cómo soy...

Ahora el tormento de ser "complicado" me persigue a todas partes, pero la charla con mi amiga me ayudó a comprender que no necesito dar explicaciones. Y que si quiero ser simple... simplemente tengo que hacer las cosas... calladito.

domingo, 5 de junio de 2011

El día en el que el Perú... explotó.

Esta será la última vez que hablo de política porque estoy más allá del hartazgo con este tema.


Hoy, día de elecciones, la gente está al borde de su asiento esperando el resultado final... Pero mi pregunta es: qué diablos esperan? Están preocupados por saber si ganó el menor de los males o si perdió el peor de los dos? Se dan cuenta que las dos preguntas son un poco lamentables?

Todo comenzó el día en el que por alguna extraña razón (radiación gamma, alineación planetaria, desayunos preparados con leche rancia, etc) la gente empezó a desprestigiar a los candidatos. Las elecciones iniciaron de forma tranquila con cierta variedad de candidatos (la mayoría con pasados "un poco" desagradables) y habían opiniones algo dispersas pero respetables. Como los números estaban algo parejos, cada candidato empezó a adoptar medidas "estratégicas" para captar votos. Castañeda se quedó calladito (buena estrategia, chochera, la repites para el 2016, ya?), Toledo insinuó disimuladamente que si la querían que todo siga "normal", tenían que votar por él. Nuestro querido y estimado PPK apuntó a la "gentita nice" (porque obviooo! La gentita nice es Lima! y Lima es el Perú!), Ollanta apuntó al resto del país (llámese la gran mayoría... sí, esa gente que vive fuera de la capital que trabaja el triple que nosotros y gana menos de la mitad, ellos) y Keiko trató de afianzarse a los pocos seguidores que quedaron luego del gobierno de su padre.*

Aún con estas estrategias, los números seguían algo parejos. Se intentaron todos los medios "nobles" para atraer votantes y no funcionó. Entonces, hay que acudir a métodos menos... "convencionales". Empieza la búsqueda de trapos sucios. Y qué hace la gente cuando encuentra los trapos sucios? Lo difunde. Y quéee pasa cuando la gente difunde esos trapos sucios? La oposición exige... venganza. "Ojo por ojo, diente por diente", etc, etc... etc.

Es algo así como la sed de sangre: la gente comienza intentando destruir a alguien, pero eventualmente empezará a destruir todo. Pierden el control de lo que hacen embelesados por la idea de "generar un cambio" o, más bien, "prevenir un desastre". Poco a poco va desapareciendo el sentido inicial y se convierten en máquinas de odio que reparten su porquería a los demás. Pasan de "pro-uno" a "anti-el otro", olvidan la bandera por la que luchaban mientras más intentan destruir la bandera de quienes los amenazan. Y todo es mucho peor cuando los fanáticos se quedaron sin bandera qué defender.

La situación en el Perú se convirtió en una campaña electoral "anti-presidente"... primera vez en mi vida que veo esto. Los que no ganaron se resintieron con los demás (que TAMPOCO ganaron) porque debieron apoyar al mismo candidato (obviamente SU favorito) para evitar una tragedia mientras los ganadores se regodeaban con su victoria temporal. Pasamos a segunda vuelta y el problema se complica: la mitad del país ya sabe quién quieren que gane, mientras que la otra mitad solo sabe quién quieren que NO gane. Lo pondré en una ecuación simple:

50% a favor de alguien + 50% en contra de todos = 100% Caos.

Llega el día de la votación y los que saben por quién votar se sienten orgullosos de hacerle un favor al país, mientras que la otra mitad se siente en la obligación de salvar al Perú de un destino "no tan trágico como si hubiera ganado el otro".

Ahora, quisiéramos o no, tuvimos que votar por uno de los dos. Anular o viciar el voto es solo otra muestra de cuán inmaduros y malos perdedores pueden ser algunos (muchos), y si votaron, espero que lo hayan hecho pensando en favorecer a uno y no en arruinar al otro.

Yo apoyo a cualquiera de los dos porque inevitablemente alguien será presidente, y como en un hogar, alguien tiene que ser la autoridad y nosotros debemos obedecerla y respetarla para poder vivir en armonía. Y si no les gusta... tienen las puertas bieeeeen abiertas....


*Nota: no culpo a nadie por elegir a un determinado candidato, haya ganado o no. Admito que tengo un poco de resentimiento como cualquiera algo "decepcionado" de la gente en este país, pero es una miserable pérdida de tiempo señalar culpables cuando ya tenemos una idea de lo que nos toca para empezar a construir.