sábado, 21 de noviembre de 2009

Esa es la ley... de la selva

Hoy he tenido un día interesante, emocionante y, en mi opinión, innecesariamente largo y estresante. Comencemos desde el principio....


La tierra era una roca caliente que flotaba en el espacio, sin vida y--- esperen, un segundito... voy a pasar las páginas un poco más rápido...... vida en el agua... dinosaurios... el hombre... los picapiedras... descubrimiento de américa... el hombre en la luna-- ya, acá 'tá, viernes 20 de noviembre...

El día empieza de forma tranquila, me despierto relativamente temprano para desayunar. Mi madre arreglaba cosas en su cuarto mientras me disponía a salvar al mundo- quise decir... a cumplir con mis responsabilidades laborales. Poco después, ella sale a trabajar y yo sigo... haciendo lo que hacía. Todo estaba bien hasta que dos horas después llega la llamada detonante de una cadena de sucesos agobiantes. Llama el parejo de mi madre y dice "Tony, hazme un favor, llama tu tío Victor y dile que han chocado a tu mamá, a ver si puede ir donde está ella para que le ayude"... Genial, le pasó otra vez... y lo mejor era que hace años que no le chocaban... creo... El carro suele llegar con magulladuras nuevas de vez en cuando pero no parecen ser tan serias. Supongo que lo más angustiante de todo en esta ocasión fue que ocurrió en Lince... o en La Victoria... o en Lince? Se supone que fue en Lince... Bueno, volviendo al tema, llamo a mi tío Victor y le cuento lo que le pasó a mi madre, pero el parejo de mi mamá, en toda la desesperación, me dijo que ella estaba en Colon-algo. No, no era Colonial, pero era má'lejos que la patada (Lince pes!) y al transferirle la información a mi tío, le dije "......es bien lejos", a lo que respondió "no me digas!... no puedo ir, tengo cosas que hacer!". Entonces, como buen hijo, me quedé sentando pensando "ojalá le vaya bien a mi madre", pero al rato llama mi tío y dice "Tony, crees que puedas ir con tu madre para acompañarla? Voy a demorar y sería bueno que no esté sola por allá". Con mucha frustración e ira por haber sido interrumpido en mis labores (osea, no estaba haciendo ni shiet) me cambié rápidamente para dirigirme hacia allá. Pongo un pie en la calle y todos los teléfonos de la casa sonaron: mi tío, el parejo de mi mamá, mi tío otra vez, mi papá, mi tío, mi papá... Cómo habrá estado de atorada la línea que cuando llamaba a una persona, terminaba de marcar y justo entraba otra llamada y podía escuchar a la persona hablándome mientras la misma línea timbraba... Sí, un despelote total. Al final mi padre se ofreció a llevarme a Lince para acompañar a mi madre- solo yo, él ni hablar.

Acá comienza la odisea. Mi padre, con lo maniático que es, había movido su gorra para despejar el aciento del copiloto (donde yo iba a sentarme) dejando su gorra a la vista y ni bien subo al auto, cierra su puerta y arranca rumbo a Lince. En el camino me pregunta "Tony... y mi gorra? No la has visto?? La dejé a la vista para encontrarla rápidamente... Se me cayó frente a tu casa... No puede ser!". Así que regresamos a ver si la gorra estaba en el suelo o no... Y adivinarán... No estaba. Nuevamente nos dirigimos hacia el destino inicial, pero los humores ya habían cambiado. Mi papá estaba de mal humor pensando que algún infeliz se había ganado con una gorra verde nueva. Soltaba tantas lisuras y aderezos que tuve que sacar mi diccionario porque habían algunas palabras que ni conocía. Con el temperamento alterado, mi padre tenía menos control de manejo y sus reflejos estaban algo atrofiados: doblaba las esquinas a último minuto, no veía algunos carros y se abría de golpe, y casi se pasa 2 semáforos. Entre otras cosas, iba rápido y frenaba abruptamente. Y entre tanta frenada intempestiva... una gorra verde sale volando por encima de mi cabeza y cae frente a mí sobre el tablero... El señor maniático había dejado su gorra colgada del apoya-cabezas y ese fue el único lugar que no miró, incluso estando a la misma altura de su cara, frente a su nariz, a menos de 2 cm de distancia. Luego de eso, reventamos en risa por un momento y finalmente regresamos nuestra atención a la misión principal.

Luego de perdernos un buen rato, gritos y pleitos por no saber dónde quedaba ni cómo llegar (y que todo esto le pasaba a él por ser bueno y llevarme), finalmente dimos con la comisaría de Lince a las 2pm. Mi madre estuvo esperando durante media hora en el carro a que yo llegara para acompañarla a otro lado. Quería presentar la denuncia porque el conductor del vehículo que la chocó (un camionzote de esos que transportan gasolina) le dijo que no podía ir a la comisaría, "tenía que descargar en otro sitio" y luego de un breve tour por las avenidas de Lince, se dio a la fuga... Resulta que se chocó "en el límite entre Lince y La Victoria, así que eso le correspondía a la comisaría de La Victoria". Pero como mi mamá no había salido a la calle a tomar sol sino a trabajar, tenía que hacer un par de recorridos antes de ir a la otra comisaría , y aquí comienza la primera angustia. En un semáforo se nos acerca un tipo flaco tatuado, típico ex-drogo ex-reo ex-secuestrador ex-delincuente ex-bándalo ex-primoníaco, de esos que te limpian la luna del carro sin preguntar, cosa que te ves obligado a darles algo o ellos tomarán algo. Una situación "gana-o-gana". Mi mamá lo vio y dijo "hay que darle algo... lo que sea. Déjame buscar sencillo" y escarbó en todos los rincones del carro buscando monedas. Obviamente no había y dije "finalmente me servirá llevar sencillo de más en el bolsillo". Metí la mano, rebusqué entre mis llaves y mi celular y di con una moneda. Pensé que había salvado el día pero... lo arruiné para mí: era una moneda de 5 soles. Le dije "madre, tengo 5 soles, nada menos! No tienes para cambiar o algo?", pero mientras hablábamos, el tipo se acercaba a recoger su paga y no sabíamos qué hacer, estábamos entrando en crisis. Me dice "dale los 5 soles nomás hijo, dáselos". El tipo se acerca por mi ventana, bajo un poquito la luna y le digo "chino, sé feliz"... y parece que tuve razón. El pata me agradeció por la moneda pero al pasar por detrás del carro se dio cuenta que eran 5 soles y la besó, saltó de la felicidad, sonrió de oreja a oreja. Nunca había visto a alguien tan contento antes... Al menos le alcanzará para 20 gramos de pasta básica, pero era feliz al fin y al cabo.

Continuamos el recorrido, recogimos unas cosas de una casa (un malandrín se quizo acercar al carro por atrás pero en una rápida maniobra, mi madre puso primera y le dio la vuelta a la manzana para evadir el peligro) y nos dirigimos a La Victoria (abreviaré esta parte de la historia). Pasamos por los rincones más paradisíacos de Lima, la vista era increíble, la gente era inigualable, las casas eran majestuosas... todo lo que uno podría esperar de La Victoria. Llegamos a la comisaría y comenzó la segunda angustia: una señora policía dice que el choque ocurrió justo en el límite de Lince y La Victoria, pero el carril en el que iba mi madre era jurisdicción de Lince. Sí, la tía quizo decir que fuimos hasta allá por gusto. Pero no íbamos a dejar que fuera de ese modo. Mi mamá sacó su as bajo la manga. Llamó a su "primo" militar para que le diera una mano. Y la conversación fue así: mi madre dice "voy a llamar a un primo militar..." (se aleja para hacerse la importante, cuando finalmente alguien le contesta el teléfono) "Aló? Napo! Cómo estás? Te habla Gaby!!...... Gaby...... Gabriela... No, Gabriela de la Rosa...... eh... la pareja de Lucho?.... Síi, ella!" (termina de hablar) "Ese era mi primo". Suerte que no tenía un micrófono en la panza sino todo el mundo me hubiera oído reir a carcajadas por dentro, pero me aguanté. Este "primo" era una persona conocida, pero como es típico del peruano, le decimos "primo" a casi todas las personas que nos puedan sacar de un apuro. Entonces con la vara bien afirmada, todo fue de maravilla. Nos enteramos también que eso de "tu denuncia corresponde a otra comisaría" es puro cuento. Una persona puede presentar una denuncia donde le dé la regalada gana, pero si el incidente no ocurrió dentro de su jurisdicción, la denuncia se transcribe a la comisaría de distrito correspondiente (léase: no había necesidad de ir a otra comisaría aparte de la de Lince, solo que nuestra inigualable Policía Nacional no pretendió mover ni un maldito dedo porque no les dio la gana). Lo gracioso fue que cuando comenzamos a presentar la denuncia, nos dicen que el conductor del camión que la chocó ya había ido con la intención de presentar una denuncia declarando que mi madre chocó y se dio a la fuga... Fue todo un chongo. "Señor, yo fui primero a la otra comisaría para citar la denuncia pero me mandaron para acá, ahora me dice que el señor vino y lo mandaron a Lince y que allá le aceptaron la denuncia?!". Entonces continuó la odisea. Mi madre quería presentar una denuncia para que se hiciera justicia, pero sorprendentemente aprendimos que ya no se hace justicia en la comisaría; antes uno podía poner orden de captura y los policías iban a corretear al responsable para obligarlo a llegar a un acuerdo con el otro conductor, pero ahora la denuncia se hace simplemente para registrar el problema y listo, ya no hay orden de captura, no hay obligación de pago ni nada. Es más, puedes negarte a hacer el dosaje etílico y no te va a pasar nada a menos que la otra persona te plante una demanda (que ya no corresponde a la comisaría sino al poder judicial) y la negación al dosaje pueda ser usado en su contra. Entonces pensé (como lo hice desde un principio) "qué demonios hacemos acá?? Vámonos a la casa y luego vemos cómo reparamos el carro, pierdes el tiempo con un proceso que te ha traído más perjuicios que beneficios y sin siquiera estar terminado". Pero mi amá "es una mujer que respeta la ley y espera que la ley se haga respetar". Y como ella dijo "ya llegué hasta acá, voy a terminar todo esto como debe ser". Personalmente yo lo habría terminado cuando me dijeron que me fuera a la comisaría de La Victoria, pero ella no.

Muchas preguntas después (de mi madre a la policía), dijeron que el dosaje etílico se hacía en la comisaría de Monterrico y que ya podíamos irnos. No pude evitarlo y solté un grito de satisfacción por saber que nuevamente volveríamos a tierras controladas. Pero mi grito no fue muy reservado que digamos, todos en la comisaría voltearon a verme: policías, choros, conductores de combi, el conserje... Fue vergonzoso, espero que nadie recuerde mi cara por allá. Volvimos a la civilización y mi tío Victor dio señales de vida nuevamente... esto no se podía poner mejor para mí, estaba tan cerca de la libertad... Pero era demasiado bello para ser real. Eran ya las 7:30pm (recuerden que empezó a las 2) y estábamos en la comisaría de Monterrico, mi tío decidió ir en taxi porque había mucho tráfico y además podíamos viajar todos en un solo carro. Mis ilusiones se desmoronaron tan rápido como el dijo "voy en taxi". Luego de todo eso tuvimos que volver a Lince para que le hagan el peritaje... sigo preguntándome, por qué diablos le ponen esos nombres? (cultura general: "peritaje" significa "aplicación de perito" y "perito" significa "experto, entendido, hábil en una ciencia o arte"... osea "Peritaje" = "Veredicto de un experto"). En pocas palabras mi madre tenía que regresar a Lince para que le den un papel para que vaya a otro lado a que un infeliz determine si la culpa fue de ella o del malnacido conductor del camión basándose en la forma del choque en el carro de mi mamá... Es decir, otro relleno burocrático para justificar sus sueldos. Finalmente le dieron un papel y le dijeron que fuera mañana a un sitio en el callao para que le hagan el peritaje, esta vez bien acompañada de su parejo (porque su noble hijo pasó 7 horas de estrés y angustia con ella, lo cual excede mi cuota).

Al final pienso si todo esto habrá valido la pena. Hemos estado entre 3 y 4 horas en el auto con las ventanas cerradas, con un calor que nos hacía sudar como puercos, expuestos a los peligros de esos distritos, sometidos a tomaduras de pelo, conflictos, gastadera de plata (5 soles para el "limpia carros", 1 sol para que el tío con su carreta cuidara el carro cerca a la comisaría, 34.50 para el dosaje etílico, 5 soles más para el taxi del policía que nos acompañó de una comisaría a otra, sin mencionar el costo de combustible por todos los viajes). No pretendo ser negativo, pero hay que admitirlo: todo eso no servirá de nada. El infeliz seguirá en las calles haciendo lo que quiere, el seguro de la compañía que lo contrató cubrirá los gastos sin importar la denuncia. Solo puedo decir que este día me sirvió mucho para aprender cómo funciona un proceso que no sirve.

Me encantaría hacer un comentario sarcástico o gracioso para terminar (en serio tenía uno en mente) pero fue un día largo y agotador, creo que descansaré y ya después repondré mi falta escribiendo algo ocurrente. Por ahora solo me queda despedirme y decir:

Hasta la próxima