jueves, 30 de septiembre de 2010

Te detesto porque estoy molesto!

Aquí sacamos a colación la famosa frase "hablar con el hígado", y es lo que muchos de nosotros (porque sería un poquito obvio decir TODOS) hacemos cuando estamos molestos.


El que no haya renegado ni una vez, que lance la primera piedra..... pero a mi no! Renegar es parte de la naturaleza, y no solo la humana, todos los animales reniegan de vez en cuando, aunque los humanos son los únicos animales que lo hacen ante cualquier cosa por cualquier motivo.

La persona es como una pila en un cargador. La pila se carga hasta llegar al límite, pero si no descarga esa energía y se sigue cargando, eventualmente reventará, saldrá ese líquido medio celestón por uno o ambos de los extremos (o como se dice, se sulfata) y la pila estará totalmente arruinada. La gente es igual, el entorno nos carga con varias cosas: obligaciones, responsabilidades, compromisos, temperamentos distintos, jefes insoportables, cobradores de combi malcriados, "amigos" desconsiderados, etc, etc. Nosotros nos vamos cargando con todos esos pequeños disgustos y es necesario liberarlos o nos pasará lo mismo que a la pila, excepto que en lugar de derramar ese líquido celeste, se nos va a derramar el cerebro.

Por suerte, el humano es el mejor conductor del mundo, cualquier cosa que nos rodea puede servir para descargar el exceso de "energía" que se acumula. Por desgracia, "cualquier cosa" incluye familiares, amigos, una mascota que queremos mucho, un objeto caro o una persona importante en nuestras vidas. A veces creemos que podemos controlar nuestros arrebatos, pero eso solo empeora la salud y además garantiza que tarde o temprano reventaremos... más temprano que tarde. Debido a una serie de procesos químicos, el estado de frustración, disgusto o amargura hace que el hígado produzca más bilis, lo que tampoco es bueno para nuestro cuerpo. Entonces, la gente usualmente busca formas de desahogarse para no llegar al límite en el que uno explote repentina y abruptamente frente a la gente equivocada. Y no lo digo porque una persona inocente cerca a nosotros vaya a salir afectada, sino que a veces descargamos todo frente a gente cuya reacción (o venganza) podría afectarnos. Supongamos que un alumno no aguanta más tareas y trabajos para 10 cursos, llega el profesor y le dice "osea que no has hecho nada para mi curso" y el alumno dice "ta que ni que tú fueras la única persona que pide cosas, no malées" (fuiste, nos vemos el próximo año cuña'o). También pasa muy a menudo en el trabajo, la gente se satura y desobedece al jefe o empieza a relajarse porque "ya no da más" o "es mucha vaina". En algunas empresas contratan psicólogos para tratar a los empleados, sobretodo en áreas como atención al cliente y secciones de reclamos.

Somos como esponjas, algunas personas ayudan a sus amigos o a extraños escuchando sus problemas y dándole soluciones, pero hay que percatarse que una vez que la persona cuenta su anécdota... a dónde va a parar esa angustia? Claro, el que escucha es quien empieza a absorber las emociones de la otra persona, y es ahí cuando comenzamos a saturarnos.

Durante mucho tiempo siempre intenté estar ahí para mis amigos y seres queridos, darles una mano para lo que necesiten. Pensé que no habría inconveniente si lo hacía, total, un problema es más fácil de resolver con alguien que pueda tener una vista externa del asunto. Cuando más no metemos en algo, más nos olvidamos de lo que nos rodea y empezamos a obsesionarnos con lo último que nos atormenta, es ahí cuando perdemos el enfoque de lo que debemos hacer.

Poco tiempo después, me despertaba de mal humor, cansado, desanimado, todo lo anímicamente malo que termina en "ado". No sabía qué pasaba, pocas cosas me llamaban la atención, no hacía lo mismo que antes, esperaba que el día se pasara y yo hacía exclusivamente lo que estaba obligado a hacer, y en mi tiempo libre solo perdía el tiempo. Conversé con amigos y varios me dijeron "no será que escuchar tanto drama ajeno te ha puesto así? Los psicólogos dicen que escuchar los dilemas de los demás también te cargan con el mismo desánimo". Y tenían razón, intenté alejarme un poco de la gente con problemas, o alejarme de los problemas de la gente. Mi intención de ayudar era simplemente no escuchar nada y buscar la forma de distraerme con mis amigos. Al final todos salíamos curados.

Pero por más buena que sea esta idea, a veces uno necesita escucharse a sí mismo diciendo lo que le atormenta para que el cerebro sepa que finalmente la idea fue expulsada. Es un tema netamente psicológico, con tan solo contar nuestro problema nos sentimos mejor, aún si nadie nos da una solución en ese instante, sabemos que la carga fue liberada y el peso es inmensamente menor. Lamentablemente creo que es un círculo vicioso hasta que finalmente el problema llega a oidos de alguien con mucha paciencia (o pésima memoria) y el problema queda superado (olvidado). De todos modos, para eso existen varios modos de liberar tensión.

Lista de recomendaciones:

-Ejercicios: Hacer ejercicios ayuda a gastar el cuerpo y el cerebro. Luego de determinado momento nos sentimos tan cansados y satisfechos (por efectos del ejercicio), y el estado anímico mejora, aumentando nuestra disposición y reduce el nivel en el que los problemas nos afectan.

-Deporte: Similar al ejercicio, el deporte nos ayuda a enfocar nuestra mente en otras actividades, de modo que jugar futbol, basket, voley, tennis, golf, bowling, billar, jaxes, canicas, ETC ayuda a que nuestra mente se despegue del problema el tiempo suficiente para que el cerebro descanse de eso.

-Pasatiempos: Los pasatiemos como dibujar, jugar videojuegos, resolver crucigramas, y todo ese tipo de cosas ayudan bastante a poner al cerebro a trabajar en otra cosa. Usualmente los problemas empeoran porque pensamos demasiado en ellos. Un cambio de actividad cerebral es lo necesario para reducir el nivel de ansiedad e incluso resolver nuestras complicaciones.

-Sexo: ....No necesito explicar esto, pero el sexo ayuda con absolutamente todo, en especial si lo haces con quien tienes el problem, jeje. A menos que el problema sea tener sexo.... o con una persona del mismo género. Ahí sí habrá que aplicar las recomendaciones 1, 2 y 3.

En resumen, renegar puede ocurrir en cualquier momento, de cualquier modo, con cualquier cosa o persona. Gritarle a alguien que no se lo merece es lo más común, romper cosas con las que siempre hemos tenido cuidado también pasa, pero todo esto puede manejarse, solo basta con ir descargando la presión y hacer espacio para más. O podemos irnos de viaje a un lugar paradisiaco o por lo menos tranquilo. En todos lados habrá tensión y estrés, y a menos que nos escondamos de todo para no saturarnos, habrá que aprender a convivir con eso. Lo que SIEMPRE debemos recordar que no todos son culpables de lo que nos pasa, debemos medir nuestro tono y respetar a las personas que nos rodean, el mal humor, así como el buen humor, es contagioso.

Ahora sí, fue una entrada larguita, me voy a dor--- LA *%$#!MARE!! Dejé la terma prendida, todo por estar metido en esta M!$%@ de blog. Qué tal gastadera de plata, ahora voy a tener que trabajar el doble este mes para pagar el exceso en la cuenta de luz... ya me J$%#!

Hasta la próxima.

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